Con el calor cambiamos nuestros hábitos de vestir, tanto en el cuerpo como en los pies. Pasamos de llevar calzado cerrado, zapatos, deportivos, botas, calcetines, medias, etc… a llevar calzado abierto, sandalias, chanclas (normales o «de dedo»), que, además de posibles rozaduras, aumenta la probabilidad de sufrir sequedad en los pies.
Debemos reconocer también que este tipo de calzado veraniego no es tan cómodo como el que usamos en invierno. Las chanclas y sandalias suelen tener una suela más dura para compensar la ausencia de sujeciones y que no se deslice el pie del calzado, lo que hace aumentar la presión que soporta el pie, sobre todo la zona cercana al talón.
A la mayor presión y la sequedad soportada por nuestros pies en verano le tenemos que unir el contacto con el agua de las piscinas y de la playa: cloro, sal y otros elementos que favorecen más aún la sequedad de la piel.
A pesar del uso extendido de cremas hidratantes (que no todas son efectivas según nuestro tipo de piel), todo esto hace que tarde o temprano surjan problemas en la zona distal de nuestras extremidades inferiores. Los más comunes son hiperqueratosis y helomas. Es decir: durezas y callosidades.
Afortunadamente, en los Centros Médicos de iHumanity podemos ayudarte a recuperar la salud de nuestros pies con diversos tratamientos que alivien y mejoren notablemente estos problemas tan comunes en época estival, además de aconsejarnos sobre diversos hábitos a la hora de vestir nuestros pies.
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